Vivimos en el tiempo de la inmediatez.
Nos estamos acostumbrando a satisfacer nuestras demandas al momento.
La tecnología nos ha traído muchas ventajas al respecto y, sin duda, las nuevas maneras de relacionarse, comunicarnos o realizar nuestras actividades ordinarias han supuesto mejoras notables en nuestra calidad de vida.
Sin embargo, no debemos olvidar que hay procesos que requieren de tiempo, de ensayo y de aprender del error.
La paciencia es una cualidad que debemos transmitir a nuestros hijos porque la vida no es tan rápida como una página web o un post de Instagram.
Dedicar tiempo y cuidado a lo que hacemos, esperar y controlar las etapas del proceso, e incluso disfrutar de ese viaje, es algo que los niños guardarán como un tesoro cuando la vida les exija un plus.
No todo es rápido y fugaz.
Nosotros en el Liceo San Pablo sabemos que hoy es sólo el resultado de una siembra de más de cincuenta años.
Paso a paso.
Poco a poco y, como suele decirse, sin prisas. A fuego lento, que es como saben mejor los guisos.